Maria Baptista - El actor cartagenero Jhon Narváez tiene alas para volar

Jhon hizo su casting. Fue en su propia habitación, con su propia computadora. Él mismo se grabó y mandó el video. Para entonces se filmaba la serie ‘Déjala Morir, la Niña Emilia’, en donde él hacía el papel de Nadín, uno de los hijos de la protagonista de la historia.

Lucía su fresco cabello afro y una incipiente barba, que pasaba desapercibida. Pasaron varios días, que sintió eternos, sin respuesta hasta que lo llamaron y le dijeron que era el más opcionado para ganarse un papel en una película. La única recomendación era que no se cortara el pelo ni se afeitara. Así pasaron otras largas semanas, mientras decidían si él era o no el indicado. Su pelo y su barba seguían creciendo. Así pasó Fin de Año. “Ya era enero y no sabía nada. Incluso, un día llamé al director de casting y le dije: ‘Oye, si escogieron a otra persona dime para no tener esta angustia’. Y me recalcó: ‘No, no. Tú eres el más opcionado’”, cuenta.

El momento llegó. Un viernes, a mediados de enero, lo contactaron nuevamente para confirmarle que se había ganado el personaje y que debía presentarse el lunes siguiente en Riohacha, para arrancar con la preparación. “Le conté a las personas que necesitaban saberlo y me fui por tierra. Fue un viaje larguísimo, como de ocho horas, y yo estaba asustado porque, de repente, iba a ser uno de los personajes de una película de Ciro Guerra y Cristina Gallego, que acaban de estar nominados a los premios Óscar (con ‘El abrazo de la serpiente’)”, dice. Su emoción era indescriptible.

Después de debutar en televisión, ahora pasaría a la pantalla grande con una prometedora cinta colombiana: ‘Pájaros de verano’, que se desarrolla en el periodo de la llamada ‘Bonanza Marimbera’, fue ambientada en La Guajira, donde una familia Wayúu vivirá en carne propia las consecuencias del choque entre la ambición y el honor.

Este filme inauguró la 50 versión de La Quincena de Realizadores del Festival de Cannes 2018, en mayo pasado. Y hasta allá viajó Jhon. Él no podía creer lo que estaba viviendo porque era más de lo que se hubiera imaginado jamás. Allá se reencontró con ese amigo de la universidad que en los años 90 le mostró el buen cine. “Se llama Nicolás Román y fue mi gran influencia cinematográfica”.

Su formación
Jhon es un gestor cultural y actor cartagenero que recuerda su estrecha relación con los escenarios y el teatro desde muy niño. Una foto de la infancia en la que aparece disfrazado de elefante para una obra del colegio, es fiel testigo de ello. Recuerda que dirigió, durante unos cinco años, el festival de teatro del INEM de Cartagena, donde cursó su bachillerato. Eso le apasionaba y eso mismo siguió haciendo cuando entró a la Universidad de Cartagena a estudiar Literatura: se metió al grupo de teatro.

“En el Canal Cartagena, que en aquella época era Canal 8, presenté un programa de música llamado ‘El Garaje’, durante dos años. Fue un buen entrenamiento, la cámara no me daba miedo y casi que podía ser yo mismo, así que siempre estuve como coqueteando con los medios”, afirma.

Tras terminar su carrera, viajó a Cuba en el año 2003 a estudiar Dirección de Cine en la Escuela Internacional de Cine y Televisión San Antonio de Los Baños. “Esa experiencia me cambió la vida. Hacerse una carrera en el medio cinematográfico no es fácil, porque hay mucha competencia. En esa época no todo el mundo tenía una cámara en el bolsillo, no todo el mundo tenía una empresa audiovisual, pero ahora los proyectos audiovisuales se han multiplicado y la competencia es mayor, y eso significa también que hay nuevos ojos, gente queriendo contar nuevas historias. El escenario cinematográfico se ha diversificado, se ha multiplicado y en medio de esa locura estoy yo también”.

¿De qué se trata tu personaje?
-Se llama Moisés. Él, con su amigo Rafa (José Acosta), es un contrabandista de finales de los años 60. Trafican whisky, café, telas, gafas… lo que se ve en La Guajira, donde el contrabando ha gozado de cierta “legitimidad”. Estaban viviendo la ‘vida loca’ hasta que un día aparecieron unos gringos que les pidieron marihuana y ahí cambió todo. Después de hacer ese primer viaje y ver que era tanta la plata, cambió todo para ellos y para Colombia.

¿Cómo fueron las grabaciones en La Guajira?
-Las primeras semanas fueron solo de preparación. Trabajamos con un entrenador de actores semanas enteras, con horarios súper estrictos. También entrenamos como deportistas. En ese tiempo había que empezar a buscar el personaje, a desarrollar las relaciones que tenía con los demás personajes de la película. Fue un momento de mucha introspección porque se supone que no eres tú, es alguien más, pero eres tú de todas maneras. Fue muy intenso al principio, aunque después no fue menos intenso. El rodaje duró nueve semanas en medio del desierto y tormentas de arena. Yo no sabía manejar y me tocó aprender en mi tiempo libre, que no era ninguno. Cuando el rodaje empezó, el 28 de febrero de 2017, ya tenía ya mes y medio de estar allá. Viví una experiencia extraordinaria.

¿Aprendiste wayuunaiki?
-Mi personaje no habla wayuunaiki. Él es un arijuna, como se le dice las personas que no son de la etnia Wayúu. No pertenece al pueblo y no habla la lengua, así que no debía aprenderla; sin embargo, cuando las otras personas estaban aprendiendo yo también quería y repetía, porque siempre es lindo aprender nuevas cosas, pero el entrenador de actores me dijo que no. Al principio me molestó, pero él tenía razón, porque mi personaje no se interesa por nada de eso. Entonces estuvo bien al final.

¿Qué sientes al dar este paso en tu carrera?
-Yo he estado involucrado en el cine, en el audiovisual y el arte dramático desde siempre. Cuando estaba haciendo ‘la Niña Emilia’ sentía que me fluía, así como cuando sientes que eres tú mismo y que las estrellas están alineadas. Imagínate, yo grabando con Aida Bossa, con Ramsés Ramos, que es increíble como director de actores. Me sentía súper bien… y estar ahora en esta película es muy importante para mi carrera. Estoy muy emocionado porque todo está pasando muy rápido. Esto es enorme para cualquiera que trabaje en cine. Que su película se estrene en Cannes y abra la Quincena de los realizadores es extraordinario.

¿Cómo les fue en Cannes?
-Cristina y Ciro ya habían estrenado ahí ‘Los viajes del viento’ y ‘El abrazo de la serpiente’, después vino la nominación al Óscar de ‘El abrazo de la serpiente’ y el público en Cannes estaba especialmente pendiente de lo que íbamos a mostrar. Fue increíble. Al día siguiente ya había artículos impresos sobre nuestra película. Fue una gran experiencia, es la primera película que hago y estrenarla en ese festival fue una aventura proporcional a la aventura de hacer la película.

¿Cómo te proyectas? ¿Quieres ser actor o director?
-Actor me gusta un montón. Director es más estresante, pero productor, por ejemplo, me fluye mucho. Yo he venido trabajando en cine, en audiovisuales, en cultura, pero ahora no me atrevo a decir que definitivamente voy a ser actor o si se presenta un evento cultural no voy a participar porque yo quiero ser actor, no. Por ahora solo quiero vivir y ser feliz.



fuente EL UNIVERSAL - Farándula https://ift.tt/2LCICxS

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